El cuerpo del delito

por Yosvani

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porque todos somos culpables.

 

El cuerpo del delito languidece sobre las olas.

No hay reporte policial.

Los únicos testigos son de segunda mano

y contradicen testimonios.

Las voces de trasfondo

comentan de un pasado borrascoso.

Se niega a acusar a su asaltante

y juzgando por su risa – una máscara, sin dudas –

se trata de una madre abusada por sus hijos.

El registro civil fue una pérdida de tiempo.

Igual suerte corrí en los hospitales.

Me fui a los tribunales y hallé

algunas quejas en su nombre,

todas pendientes.

A falta de alguna pista que ayudara

a entender aquel agravio

anduve entre la gente, oreja alerta.

Fui llevado por el mundo

descifrando el acertijo

de un lenguaje que hacía cómplice

de todo aquel que me contaba. Ya pronto

entendía aquellas señas

y explicándome el rompecabezas

me enredaba en la certeza

de que yo también era culpable.